En su pedido de asilo a Uruguay, el dos veces presidente de Perú Alan García escribió a Tabaré Vázquez “Recurro a usted para solicitar asilo político en Uruguay". 4m619
De qué se le acusa a Alan Garcia y cuál ha sido su relación con las coimas de Odebrecht 445j3t
La fiscalía investiga conferencias financiadas por la constructora brasileña a 100.000 dólares cada una como parte de pago por los buenos negocios 3s4e13
"Es una gracia que espero alcanzar", señaló en una carta enviada desde la embajada del Uruguay en Lima. Allí, el expresidente está voluntariamente residiendo en espera de una eventual salida al país.
La justicia peruana restringió sus libertades al pasar a ser indagado. Los seguidores del líder aprista creen que es la señal de una inminente condena.
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García aludió ante el embajador Carlos Barros a una conspiración en su contra. Eso se vio reflejado en el texto de tres páginas.
“Hoy, una vez más, en mi patria las leyes y los procedimientos se desnaturalizan y manipulan por intereses políticos como instrumentos de persecución”.
No es la primera vez que el expresidente pide asilo: e 1992 se radicó en Colombia y luego en Francia.
El gobierno de Alberto Fujimori -tras su autogolpe- quería investigarlo por enriquecimiento ilícito. En 2001, la Suprema Corte consideró prescritos esos delitos e inició una nueva etapa política ara el líder del APRA.
El primer gobierno de García (1985-1990) se caracterizó por darle la espalda al FMI y a los organismos internacionales con una impronta de corte populista. Comenzó con enorme popularidad y dejó el poder con una hiperinflación galopante y protestas en las calles..
El segundo gobierno (2006-2011) fue un gobierno de centro, liberal pero conservador en lo económico. Durante ese período, la actividad industrial y comercial peruana pegó un salto fundamental del que aún disfruta gracias a la buena conexión con los gigantes de Asia.
Lo curioso es que todos los presidentes desde Fujimori hasta Kuczinsky, pasando por "El Cholo" Toledo y Ollanta Humala, o están presos o son investigados por casos de corrupción y en particular por favores mutuas con la constructora Odebrecht.
Alan García también se encuentra en la selecta cartera de amigos de Odebrecht, la todopoderosa constructora brasileña, famosa por liderar la red de corrupción conocida como Lava Jato. No solo afectó la obra pública brasileña repartiendo coimas entre agentes políticos de todos los signos, sino también en otros once países de América Latina.
En Perú, el sitio de investigación IDL-Reporteros informó que García cobró 100 mil dólares de Odebrecht por una charla en la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) mediante la conocida como “Caja 2”, es decir el dinero que la constructora brasileña utilizaba para el pago de favores.
Con ese mecanismo también otros presidentes como "Lula" Da Silva dieron conferencias muy bien remuneradas.
El empresario de la construcción Marcelo Odebretch tuvo particular penetración en Perú.
Ante la justicia, reconoció que colaboró con todos los candidatos presidenciales. En el caso específico de García negó estar al tanto de los detalles.
También indicó que el vínculo con él era Jorge Barata, un exejecutivo de Odebrecht que vivió 12 años en Perú. Barata formaba parte de las comitivas del expresidente.
García se mostró apesadumbrado por no seguir dando las conferencias luego que se divulgara el cachet y el generoso auspiciante.
La última charla fue el Colombia en 2014 junto al presidente Juan Manuel Santos ante l federación Textil.
Un fiscal peruano decidió entonces investigar cada uno de los sitios donde garcía había brindado conferencias, entre ellas unas 36 universidades y federaciones de empresarios de América.
Según la justicia peruana, García tuvo una especial premura y un rol importante en la ejecución de la obra del tren eléctrico, tramos II y III llevada a cabo por Odebrecht.
Se decidió a partir de este caso investigar al ex jefe de Estado por los delitos de colusión agravada y lavado de activos.
Según medios peruanos, García allanó el camino -a través de decretos de urgencia- para que la constructora brasileña llevase adelante el Metro 1 de Lima. Todo ello se concretó, según la tesis fiscal, con la ayuda del entonces ministro de Transportes, Enrique Cornejo, y de Oswaldo Plasencia, quien se desempeñó como asesor presidencial y luego asesor de la citada cartera.
Hasta ese entonces, ese poder le correspondía a la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico, que dependía de la Municipalidad de Lima.
Según el Ministerio Público, la corporación Odebrecht y García estuvieron detrás de un pedido de endeudamiento de 350 millones de dólares con la Corporación Andina para financiar gran parte de la obra.
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