Por Jackie Rodríguez Stratta
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La actriz británica Glenda Jackson vivió su infancia en el seno de una familia muy modesta. Padre albañil y madre dedicada a la limpieza.
La actriz británica Glenda Jackson vivió su infancia en el seno de una familia muy modesta. Padre albañil y madre dedicada a la limpieza.
Comenzó su carrera artística en 1954 en el teatro, y luego en la televisión en Londres. De las tablas, luego en Broadway pasó al cine, convirtiéndose en una de las mejores actrices de su generación.
Ganó su primer Óscar en 1969, bajo la batuta de Ken Russell, como una artista testaruda, en “Mujeres Apasionadas”. En 1973 junto a George Segal, ganó su segundo premio Óscar en la comedia romántica “Un toque de distinción”. Paralelamente, tanto en televisión y cine protagoniza “Elizabeth ha desaparecido”, ganando el premio Bafta.
Se le vio en pantalla grande como la reina Isabel en “María, reina de Escocia”. Se alejó de las tablas y el cine después de 35 años, para entrar en la política.
Jackson fue defensora de los derechos humanos. Sensible a los problemas sociales del Reino Unido. En el 2003 se convirtió en una de las voces contra la invasión de Irak. Llegó a ocupar un cargo de ministra de Transporte bajo el gobierno de Tony Blair.
La actriz inglesa fue además musa del escritor argentino Julio Cortázar, quien escribió un cuento titulado “Queremos tanto a Glenda”. La reina Isabel II la nombró “Comandante de la Orden del Imperio Británico”.
Glenda Jackson falleció en Londres a sus 87 años.
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