En 1963, el escritor australiano Morris West publica su polémica novela “Las sandalias del pescador”. Su éxito mundial provocó su traslado al cine en 1968. Hablaba de un arzobispo ucraniano, prisionero político en Siberia y luego liberado por el presidente de la Unión Soviética. Es enviado al Vaticano y el papa Pío XII lo nombra cardenal. Paralelamente, el mundo vive en un estado permanente de crisis al borde de una guerra entre China, Estados Unidos y Rusia. El filme estaba protagonizado por Anthony Quinn y un prestigioso reparto.
Llega la muerte repentina del papa Pio XII y provoca rápidamente una reunión en un cónclave, para que los cardenales busquen elegir su sucesor, en momentos de una Guerra Fría entre varias potencias mundiales. En ese entonces, el presidente chino ha amenazado con atacar a Estados Unidos y sus aliados. Todo se realiza en la capilla Sixtina, que es sellada hasta la elección de un nuevo pontífice.
El cardenal ucraniano es elegido como nuevo papa, a pesar de su falta de confianza en sí mismo. Su primera acción como mandatario de la Iglesia será reunirse con el presidente chino y el ministro soviético para discutir la peligrosa crisis y evitar una posible guerra mundial. La mayoría de los cardenales rechaza sus ideas, pero el papa decide entonces imponer su autoridad espiritual y su jerarquía para tratar de convencer a las potencias occidentales y a todos los católicos del mundo con un tremendo y polémico discurso desde el Vaticano.
“Las sandalias del pescador” fue una película de una apremiante historia de intriga geopolítica en el fascinante funcionamiento y entretelones del Vaticano, reflejados en esta ficción que tiene 57 años de su estreno, considerada hoy para muchos una novela y una película profética.
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